Friday, December 29, 2017

Ni rotos ni incompletos

Hay una brisa fresca afuera y algo que quema y algo que explota también y en este año nuevo que dice que lo mejor de todo está por suceder: se deja atrás todo lo irrelevante, las innumerables oportunidades en las que nos obsesionamos con llegar a lugar(es) que nunca existieron realmente, olvidas el grado de compromiso que habías establecido con dichos objetivos porque para ser constante el grado de compromiso debe ser definido claramente con nuestras prioridades de vida.

Normalmente tardas en reaccionar.

El fin de año es un periodo que sobrevives en donde te sacudes de ti y de toda esa montaña rusa de eventos a la que nunca escogiste subir: es desprenderse un poco de uno. Cierras capítulos. Decides que durante todo un año seguirás un camino más piadoso y sobrio (aún estás a tiempo, te dices) y renuncias de un modo indefinido a los placeres terrenales, aunque sabes que no puedes por razones técnicas. Haces un balance del año que termina y comprendes que cada día que pasa depende en gran medida de ti mismo y de la actitud con la que enfrentas la vida y que tienes ciertamente muchas razones para estar feliz (aunque no pudieras leer todo lo que querías ni la cantidad que esperabas y la lista de pendientes esté por las nubes, no hay forma de bajarla).

Se muere el año y en ese punto y aparte es la emoción de lo que viene. La poesía en su estado más sencillo y puro es saber que la melancolía es una cosa para los coleccionistas de nostalgia (aún estás a tiempo, te dices) aunque el pozo ya esté hecho y tenga agua, el tiempo (lo sabes) no cura nada, somos nosotros dentro de este los que decidimos colocar cada cosa en su sitio y en su espacio y lugar. Lo único constante en la vida es el cambio, como dijo Buda, aprender a vivir con la consecuencia de convertirnos en los únicos protagonistas de nuestra historia, mientras sabemos que el espacio tiempo es transitorio y que tal como llega se nos va.

Estás viviendo los últimos días de un año. Un año que muere y otro que está por vivir.
Tienes presente de que este año nuevo será el primero del resto de tu vida.

Pronto te ha de recibir la puerta abierta de la incertidumbre con la oportunidad inminente de corregir el rumbo. Quinientos veinticuatro mil ciento sesenta minutos de no limitar los sueños, de ser feliz, y de haber crecido un poco. En síntesis, hay mucho por hacer pero para cambiar cualquier concepto basta con percatarse de que todo termina y que existen palabras que te cambian diciendo lo mismo cuando son más tiernas, menos dramáticas y cuando están centradas en el bien colectivo y el de uno mismo.

Acaba el año y en ese todo que se diluye ha llegado la hora de soltar: lo que no te aporta, lo que te angustia, lo que no te hace feliz, lo que no te deja dormir tranquilo. Ha llegado el momento sublime de reeditar, que es el solo poder de dar nueva vida y de mutar de ser necesario.

Sea o no Fin de Año nunca es mala la fecha para analizar los desafíos y expresar con agradecimiento los momentos en los que algo termina: decir de lo bueno lo que nos nutrió y de lo malo lo que nos moldeó. Y aunque uno podría quedarse a vivir en todos los comienzos estamos hechos de momentos, de cada días y de siempres, de silencios y de susurros también y de miedos que hay que saber entender para comprenderlos y para aceptarlos después y para luego dejarlos ir a la misma velocidad de un vértigo. Sea o no Fin de Año nunca es mala la fecha para contemplar francamente tu corazón sin ningún miedo a lo que puedas encontrar en él.

En pocos días brindaremos por nosotros en ese nuestro único y verdadero abrazo sentido hacia uno mismo donde no corre el aire jamás, seremos capaces de retomar con suficiente fuerza y voluntad todo propósito y equilibrio.

Querido dos mil diecisiete: no terminamos rotos ni incompletos y este libro que escribes es solo más malo o peor cuando no se escribe nada. En pocos días comenzarás a reescribirte en fábulas e historias inventadas hasta saciar eso que corre dentro de ti y eso que te hace ser quién eres y como decía Fitzgerald: Ni por un momento te desanimes porque tu historia no sea la mejor.

La vida, si sabes usarla, es larga, dijo Séneca en el siglo 1 d.C. y aunque vista desde lejos no lo parezca solo se nos hará más corta si la vivimos tratando de cumplir expectativas ajenas sin primero cubrir las nuestras. 

Esto se acaba y ya estamos ansiosos por arrancar. Es tiempo de reescribir para poder interpretar bien lo que se lee y es tiempo de vivir para poder escribirlo mejor. Así que les deseo un feliz año nuevo y que cada día consigan estar donde sean felices sin esperar que ningún otro momento sea mejor.

Wednesday, January 4, 2017

MEMORY



La memoria
es el ayer que ha cedido
la promesa de que no hay ningún regreso
lanza que entra por agujero hecho con clavos
a luchar contra quienes
creías inalcanzables.

la memoria
luz de una tarde cualquiera de septiembre
cuando los pájaros transitan

imitando la cuerda que los mueve.

YO TE NOMBRO PÁJARO aquietado y diminuto como en las cintas imaginarias de Sherman en los registros evidentes de cualquier guía turí...